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Un día, Jean, un chico francés, vino a mi escuela y me dijo (en francés, ¡eh!): "Hola, he estado estudiando italiano durante 6 meses, pero... no puedo hablar". Lo miré un poco sorprendido. Luego continuó: "Necesito aprender a comunicarme en italiano. ¿Me pueden ayudar?". Lo primero que le pregunté a Marc fue: "¿Qué es exactamente lo que quieres hacer con el italiano?". Hicimos un programa con sus 10 objetivos precisos, entre ellos: saber presentarte y contar tu semana, ir a un restaurante e interactuar, escribir un e-mail para pedir información, hablar y describir las vacaciones, ir de compras etc. Así que dedicamos de 3 a 4 lecciones a cada objetivo. Estoy hablando de goles porque al final de cada gol, hicimos una simulación, para ver si Jean podía hablar de su semana o describir sus vacaciones. Así que gol tras gol, con la ayuda de videos, audio y música realistas (¡mucho!), Jean se fue a Italia, de vacaciones y, orgulloso, me llamó y me dijo que se las había arreglado muy bien en cada situación. .¿Cómo lo hicimos? No hay milagros ni secretos especiales: su motivación y mi pasión; su compromiso y mi metodología. ¡Ah, sí, mi metodología! Cada nuevo objetivo está precedido por una fase completamente oral, en la que te acercas lentamente a las cosas que se abordarán en la lección. Puedes mirar imágenes juntas y repetir palabras o frases, puedes repetir un pequeño diálogo con la ayuda de gestos. En resumen, es un poco como lo hacen los niños cuando aprenden un nuevo idioma: miran, escuchan y repiten. ¡Aquí, lo mismo! Al hacer esto, cuando vaya a leer, escuchar o mirar un texto, el alumno ya se habrá familiarizado con las palabras o la gramática que encontrará en el texto y comprenderá un 40% más. De todos modos, encantado de conocerte, soy Roberta y llevo 10 años enseñando italiano, ¡entre Europa y África! Leer más